Cuatro
marines, tres cadáveres y un video como testigo. No hace falta nada más para
levantar la polémica de nuevo sobre la
actitud de algunos soldados americanos.
La
noticia saltaba como un nuevo fracaso de la disciplina de los soldados
estadounidenses, bueno, más que disciplina deberíamos llamarlo humanidad.
Cuatro marines orinando en cadáveres aun ensangrentados mientras decían “Pasa
un buen día amigo”
Aún no
se sabe la identidad del que decidió publicar esta atrocidad en Internet, pero
lo que es aún peor, tampoco se sabe quiénes fueron los cuatro inconscientes que
lo llevaron a cabo. El Pentágono sigue investigando y mientras ellos juegan a
los detectives yo pongo a tela de juicio las pruebas de admisión del ejército
estadounidense.
Que
cuatro individuos de estas características estén autorizados a realizar misiones en las que se pone en juego la vida
de tanta gente me hace estremecer. En este momento dejo a un lado las nociones
de patria y bien común, que supuestamente buscan los ejércitos, para centrarme en el poco control y disciplina que
se ejerce en ciertas ocasiones ante los soldados.
Por eso
yo pido que con lo exquisitos que nos ponemos últimamente con los términos…que
si “miembros y miembras”, que si no se puede llamar “matrimonio”, etc…alguien
proponga que exista la posibilidad de
quitar el “título” de humano a esta panda
que hace tanto que dejó de serlo.
Una
cosa es segura, esos marines y yo tenemos un concepto totalmente diferente de
la muerte. En mi cabeza no cabe, ni creo que quepa en ninguna, que alguien sea
capaz de vejar un cadáver en cualquiera de las circunstancias de la vida. No
hay excusa, y no hay perdón. Afortunadamente mientras estos señores se dedican
a humillar, o más bien a humillarse públicamente existen otras personas que
intentan contrarrestar estos actos que, inevitablemente, dejan una sensación de una humanidad sucia y cruel.
En algunas ocasiones es bueno recordar que la parte buena de la humanidad
también existe. Es una especie de tirita y herida de una realidad en la que lo
moral brilla por su ausencia.
Señores,
por llamarlos de algún modo, allí donde se encuentren. Espero que el
arrepentimiento de sus macabros chistes les valgan como penitencia de por vida,
no salgan de sus agujeros, su cobardía al actuar de esa manera con cuerpos
inertes les perseguirá, si aún tienen algo de humanos, hasta el final de sus
días.