martes, 27 de diciembre de 2011

El Cholo como inyección de confianza


Después de la presentación hoy de Diego Pablo Simeone como nuevo entrenador del Atlético de Madrid todo parece más fácil. Desde que se rumoreaba la vuelta al Club del Cholo no paro de darle vueltas.

Al principio me hizo ilusión, por todo lo que ha significado para el Atleti, porque inevitablemente nos recuerda a ese equipo grande que todos añoramos. Más tarde venía a mi cabeza la idea de que no era un entrenador a la altura del equipo rojiblanco, que no tenía la experiencia necesaria para sacarnos de este pozo que parece no tener fondo.  Ahora estoy convencida de que el argentino es una buena opción para nuestro equipo.

Hace un par de fines de semana fui al Calderón, entré en el estadio y sentí lo mismo que siempre, el corazón me late más fuerte cuando el Frente canta. Cuando veo a tanta gente compartiendo un mismo pensamiento “Vamos Atleti, demuestra lo que eres” me siento a gusto, me siento como en casa. Pero como era de esperar salió al campo un equipo nulo, inexperto y sin ganas. Al final del partido me di la vuelta para ver las caras de los demás colchoneros, no había ni una sola sonrisa. Únicamente encontré rostros que reflejaban  decepción e impotencia: “Otra vez, otra vez nos han fallado”

Por eso creo que Simeone viene en el momento adecuado. No sabemos si es “pan para hoy y hambre para mañana”, no sabemos si el 7 de enero el Málaga nos meterá cuatro, no sabemos si significará una nueva decepción, pero el Cholo aparece para dar vida a este equipo de nuevo. Necesitamos jugadores comprometidos con la camiseta, jugadores que salgan a ganar y que dejen el miedo en el vestuario. Además de los problemas que tenemos con “los de arriba” el Atleti cuenta con un problema añadido, la desconfianza en el terreno de juego y en las gradas. Los aficionados ya no encontramos motivos por los que seguir creyendo en esto y los jugadores no creen ni en ellos mismos. Creo que la vuelta de un personaje tan querido como Simeone es lo que el Club necesita, una inyección de confianza en si mismo

Ojalá no me equivoque, ojalá la próxima vez que vaya al Calderón pueda ver esa sonrisa perdida hace tiempo en la cara de los atléticos.

martes, 20 de diciembre de 2011

La integración es siempre cosa de dos


El 64% de los españoles cree que los musulmanes no se integran. Eso es al menos lo que un estudio, realizado por la German Marshall Fund de EEUU y un grupo de fundaciones europeas, ha dado como resultado.

Únicamente un 29% afirma que los musulmanes se encuentran totalmente integrados en nuestra sociedad. Una tasa muy baja si la comparamos con otro estudio, totalmente independiente del primero, que afirma que el 83% de los musulmanes sienten que su adapactación en España es total.

Quizá esta diferencia se deba a la distinta idea de la palabra adaptación por parte de las dos culturas. Los hechos acontecidos recientemente y las polémicas surgidas a partir de, si se debe permitir o no el velo en los colegios públicos, crean este campo de cultivo en el que la democracia y la Constitución deben tomar parte. La creación de dos canales de televisión Islámicos ha levantado ampollas en la opinión de muchos de los españoles. Continuamente asalta a nuestra cabeza la idea de ¿Qué harían ellos si fuésemos nosotros los que estamos en su país? Ciertamente podemos hacernos una idea de esto, basándonos en hechos ocurridos en el pasado: la aceptación de nuestros valores allí es prácticamente nula. Pero esto no nos puede servir como excusa, nuestro país es un país desarrollado y por ello, tenemos que predicar con el ejemplo.

La sociedad occidental está en la encrucijada de sus propios principios. Queremos aceptar todo, queremos formar países pluralistas. Por un momento deberíamos pararnos y pensar en el futuro. Cierto es que hay mucha diferencia entre los musulmanes que viven en nuestro país actualmente a los que lo hicieron hace veinte años. Poco a poco la integración de esta comunidad es mayor, y tenemos que tener en cuenta que en ocasiones somos nosotros mismos los que no sabemos manejar nuestras leyes. Por miedo a mostrarnos como una España racista, nos dejamos llevar por el “todo vale”, sin darnos cuenta que a  consecuencia de esto surge el “todo vale menos lo nuestro”

Tenemos que llegar a un acuerdo moral para que todo esto no se vuelva en nuestra contra. España tiene que seguir siendo un país en el que nadie es diferente por pertenecer a otra cultura, capaz de acoger a personas de todos los lugares del mundo. Esto no es incompatible con el mantenimiento de nuestros valores, principalmente los valores provenientes de los Derechos Humanos. Debemos medir con la misma regla todas las actuaciones, pero a su vez, esta regla tiene que tener esa flexibilidad necesaria para no dejar fuera a nadie.

Esa idea diferente de adaptación tiene que convertirse en la misma, los españoles no podemos pretender que los musulmanes adopten todas nuestras costumbres, y éstos no pueden conseguir que nosotros cambiemos nuestro estilo de vida a favor de las suyas. De esta manera no sólo las encuestas coincidirán, sino que dejaremos de lado las polémicas que únicamente sirven para aumentar esas diferencias que tanto nos asustan. 

jueves, 15 de diciembre de 2011

Periodismo ciudadano ¿Progreso o problema?


Lejos estamos de aquella época en la que la labor periodística era llevada a cabo  por los profesionales de dicho campo. Esos tiempos en los que con un café en la mesa el lector o el espectador degustaban con dos terrones de azúcar el trabajo del periodista.

Cada vez más nos adentramos en una época en la que el ciudadano es el protagonista de todo esto. Ahora no sólo lee , escucha o mira sino que participa directamente en la acción comunicativa.

Conocer los “pros” y los “contras” es la única manera de poder utilizarlo correctamente.

Las empresas periodísticas no pueden contar con un profesional en cada rincón del planeta, pero cada vez que ocurre un hecho hay un video-aficionado capaz de grabar lo ocurrido y mostrarlo al mundo. En virtud de la información completa, la calidad de este tipo de materiales pasa a ser menos importante.

Las calidades que ofrecen los videos hechos a través del móvil u otros dispositivos no son las deseadas, por no decir que a veces hay que ayudarse de la imaginación para diferenciar lo que estamos viendo.

Por otro lado, hay que detenerse en la cuestión básica de este hecho. No sólo la calidad visual está en duda en esta práctica, también hay que llevar a cabo un análisis de la calidad informativa y periodística.

No hay que perder de vista que existen profesionales dedicados a esto. Personas que han estudiado una carrera formándose día a día en este ejercicio. No hay que temer la competencia que nos ofrece, pero si hay que estar alerta con los problemas que puede ocasionar.
¿Dónde podemos establecer el límite?

El ciudadano debe ejercer su derecho a expresarse para no derribar un pilar de la democracia. Pero esto no puede suponer un “todo vale” a la hora de ofrecer información.

Sin desestimar este nuevo difusor de comunicación tenemos que establecer una clara diferencia entre los dos tipos de “periodismo”, para que no se confundan y lo más importante aún, para que no se estropeen el uno al otro.

Cuando de información se trata debe primar la profesionalidad, el saber hacer, para que el café no se nos amargue, disfrutando del periodismo profesional o no.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Gracias papá por hacerme del Atleti


La Europa League es el último sueño que los atléticos hemos vivido. Este año se nos complica la competición, pero para eso está la esperanza, las ganas de repetir una celebración en Neptuno y de salir a la calle con la camiseta rojiblanca orgullosos no de lo que un día fuimos, sino de lo que ahora podemos ser.

Los colchoneros somos expertos en tropezar siempre con la misma piedra. La esperanza de cada comienzo de temporada nos lleva a la decepción en cada final de la misma.  Tenemos buenos jugadores, tenemos buen equipo, pero esto no va a cambiar mientras mantengamos a esta directiva. Estamos atados de pies y manos frente a un grupo de mercenarios que no sufren por el Club, que duermen tranquilos sin pensar en este Atlético mediocre que están dejando.


Somos ese equipo capaz de meter cuatro goles al Udinese y perder contra el Albacete.

Pero ¡cómo me gusta ser del Atleti! Ver un derbi en un bar en el que todo el mundo comparte el mismo sentimiento. Hablar con personas que han vivido el doblete y han visto como las rayas rojiblancas se imponen al blanco, y darte cuenta que hay esperanza, que esa piedra con la que tropezamos cada año nos hace diferentes, nos hace grandes.


Mi padre es el mejor Atlético que conozco, de esos que ven el partido siempre, de esos que defienden a Torres. No cabe duda que él me hizo de este equipo cuándo apenas sabía sumar. Hoy en día soy yo la que ve los partidos con él.  En alguna ocasión me ha pedido perdón por haberme apuntado a este sufrimiento, pero lo que no sabe es que este sufrimiento me ha hecho pasar muchos de los mejores momentos de mi vida.

Es algo inexplicable, diferente. A pesar de todo seguimos luchando, seguimos siendo aquellos indios que esperaban pacientes mientras que los equipos con dinero se hacen con todo el territorio.  

Las desigualdades en la liga española son abrumadoras, pero aquí seguimos y seguiremos. Sólo pedimos a esta “panda” que dirige nuestro Club que no se deshaga de los jugadores que realmente sienten el escudo, de aquellos que están deseando salir al campo para defender algo más que su bolsillo.

Dentro de este campo de minas, tenemos que sobrevivir como lo llevamos haciendo tantos años. A pesar de las derrotas, a pesar de los Gil, a pesar de Manzano; todo esto sigue mereciendo la pena. Por eso yo nunca dudaré en decir…

¡GRACIAS PAPÁ POR HACERME DEL ATLETI!