Después de la presentación hoy de Diego Pablo Simeone como
nuevo entrenador del Atlético de Madrid todo parece más fácil. Desde que se
rumoreaba la vuelta al Club del Cholo no paro de darle vueltas.
Al principio me hizo ilusión, por todo lo que ha significado
para el Atleti, porque inevitablemente nos recuerda a ese equipo grande que
todos añoramos. Más tarde venía a mi cabeza la idea de que no era un entrenador
a la altura del equipo rojiblanco, que no tenía la experiencia necesaria para
sacarnos de este pozo que parece no tener fondo. Ahora estoy convencida de que el argentino es
una buena opción para nuestro equipo.
Hace un par de fines de semana fui al Calderón, entré en el
estadio y sentí lo mismo que siempre, el corazón me late más fuerte cuando el Frente
canta. Cuando veo a tanta gente compartiendo un mismo pensamiento “Vamos
Atleti, demuestra lo que eres” me siento a gusto, me siento como en casa. Pero
como era de esperar salió al campo un equipo nulo, inexperto y sin ganas. Al
final del partido me di la vuelta para ver las caras de los demás colchoneros,
no había ni una sola sonrisa. Únicamente encontré rostros que reflejaban decepción e impotencia: “Otra vez, otra vez
nos han fallado”
Por eso creo que Simeone viene en el momento adecuado. No sabemos
si es “pan para hoy y hambre para mañana”, no sabemos si el 7 de enero el
Málaga nos meterá cuatro, no sabemos si significará una nueva decepción, pero
el Cholo aparece para dar vida a este equipo de nuevo. Necesitamos jugadores
comprometidos con la camiseta, jugadores que salgan a ganar y que dejen el
miedo en el vestuario. Además de los problemas que tenemos con “los de arriba”
el Atleti cuenta con un problema añadido, la desconfianza en el terreno de
juego y en las gradas. Los aficionados ya no encontramos motivos por los que
seguir creyendo en esto y los jugadores no creen ni en ellos mismos. Creo que la
vuelta de un personaje tan querido como Simeone es lo que el Club necesita, una
inyección de confianza en si mismo
Ojalá no me equivoque, ojalá la próxima vez que vaya al
Calderón pueda ver esa sonrisa perdida hace tiempo en la cara de los atléticos.