lunes, 28 de noviembre de 2011

Lunes

Lunes. El día de la semana que todos odiamos. Por una parte tenemos el fin de semana presente todavía. Llegamos a nuestros trabajos o a clase y todo el mundo te pregunta ¿Qué has hecho este “finde”? Empiezas a contar todo lo que has vivido en esos dos días que se te han hecho tan cortos  y tu cabeza vuelve a la fiesta del sábado o a la siesta del domingo. Y de pronto te das cuenta…Quedan cinco días enteros para volver a vivir algo parecido.

Ese es el momento en el que tu humor se vuelve negro y lo único que deseas es que el reloj se mueva a la misma velocidad que lo hizo el fin de semana.

Sinceramente, es difícil evitar este sentimiento. No obstante debemos intentar que esto no se convierta en los hilos que manejan nuestro lunes. Si esto ocurre todo irá de mal en peor. No podemos vivir siempre esperando el fin de semana, no tiene sentido. 

Necesitamos vivir la vida entera, no por fases. Vivirla de golpe, sin esperar que llegue un día concreto. Entre semana nos convertimos en máquinas de trabajo, que en algunos casos interpretamos como esclavitud. Quizá todo nos iría mejor si nos retasemos a cumplir unos objetivos cada día.

Puedes encontrar trabajo un lunes, pareja un martes y ganar un concurso un jueves.

Es lunes, aprovecha tu semana. ¡No esperes al fin de semana!


Imagen: http://inlumine.es/mojegar/lunes.html

lunes, 14 de noviembre de 2011

Berlusconi, sólo un ejemplo


Después de casi 17 años de mandato ininterrumpido Silvio Berlusconi ha dicho adiós.
Se va dejando una Italia que ya casi no recuerda que un día formó parte de las principales potencias económicas de Europa.

Berlusconi fue el ideólogo de la Ley Alfago, ley no aprobada que consistía en que los cuatro dirigentes principales del país, el presidente de la República, el primer ministro y los presidentes de la cámara de Congreso y Senado, no pudiesen ser juzgados por ningún delito relacionado con su cargo mientras permaneciesen en el gobierno.

No nos engañemos, esos políticos que nos sonríen desde el televisor únicamente quieren nuestro voto. Y no utilizarán el poder, que como ciudadanos les hemos otorgado, para facilitar nuestra vida, ni para arreglar las dificultades de nuestro país. La política es poder. Tampoco tenemos por qué condenar el poder como algo malo ni perverso, simplemente es un ascua que no podemos mantener demasiado tiempo en la mano porque termina quemando.

Tomando como ejemplo al  que fue hasta hace menos de una semana Primer Ministro Italiano podemos ver como un político finalmente es simplemente un humano al que le resulta más fácil jugar con el bien y el mal.

Los ciudadanos italianos piensan que su imagen fuera del país está deteriorada por los continuos escándalos por los que se ha visto salpicado Berlusconi. La corrupción y la prostitución van actualmente unidas a la imagen del político, asociándolo inevitablemente con “la bota de Europa”

En nuestro país ocurre algo parecido, el resto del mundo no confía en nuestra política ni en nuestra economía. ¿Pagamos el pato por una serie de políticos que no saben manejar el poder? ¿Es realmente posible una política transparente y honrada?

No se si tengo las respuestas a estas dos preguntas, lo que si puedo decir es que aunque seamos nosotros los que ponemos los ingredientes, la tarta siempre se la terminan comiendo otros.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Más se perdió en la guerra y vinieron silbando

Según la cuarta acepción de la RAE la palabra positivo se refiere a una persona que busca la realidad de las cosas o su aspecto práctico. No es cuestión de ver la vida “de color de rosa” ni siquiera de vivir siempre con una sonrisa en la cara. La clave para ser una persona positiva, es ver que la parte buena es mayor que la mala.

Cada día al levantarnos encendemos la radio para oír “El número de parados ha vuelto a subir, ya llegamos a…” o “Han muerto cinco personas en…”, con este panorama es difícil ver el lado bueno de las cosas, pero nadie dijo que vivir positivamente fuera una cosa fácil.

En realidad, muchas veces nos acercamos a la negatividad de manera absoluta simplemente por comodidad. Es más fácil quejarse de todo, que solucionar todo. Es más fácil mirar a otro lado, que saludar al vecino. Y por supuesto es mucho más fácil culpar al otro de los errores antes que acercarte a él y solucionarlo juntos. Para esto último solo hay que ver la relación que mantienen nuestros políticos.

El otro día sentada en el autobús me sorprendí a mi misma. Pensé que no estaba tan mal viajar en transporte público, que en realidad era mucho menos estresante dejarte llevar, que estar continuamente con el  “embrague, acelera, frena” que estamos acostumbrados a practicar en Madrid.

Para esto tenemos que ser capaces de cambiar un poco el chip, sustituir el “Hoy no me puedo levantar” de Mecano, por el “Hoy puede ser un gran día” de Serrat. Ir por la calle pensando que quizá este sea el día o que la lotería toca poco, pero toca.

Porque a todos nos puede cambiar la vida para mal, pero ¿De qué sirve pensar eso? Sin embargo, si tenemos en nuestra cabeza la idea de que en cualquier momento nos puede pasar algo fabuloso tendrá más sentido hacer todo lo que hacemos diariamente, y esto nos llevará a conseguir mayores logros. Podemos decir que es un círculo vicioso.

Como diría mi madre “Más se perdió en la guerra y vinieron silbando”