viernes, 12 de febrero de 2016

De la izquierda y la derecha



No tengo que convencerte, tampoco lo pretendo.

Cuando era joven, más aún quiero decir, mis ideas iban encaminadas siempre hacia la misma dirección. Luego, empecé a estudiar periodismo.

Me di cuenta de que los malos no son siempre los mismos, que los medios de comunicación cuentan historias, historias reales, pero que no siempre son el fiel reflejo de lo que está pasando. Me di cuenta que los buenos no son siempre tan buenos, que a veces, bajo la ingenua mirada del pueblo, son capaces de disfrazarse y el ciudadano sigue meneándole la banderita.

No tengo que justificarme, ante aquellos que me tildan de derechista o ante aquellos que piensan que soy de izquierda radical.

Sigo opinando que el político roba, porque puede. Que el ciudadano defrauda en la medida de lo posible, que engaña a escala menor, a la escala que se le permite. No por ello podemos juzgarle en todos y cada uno de sus actos, sería injusto.

Por ello defiendo la amplitud de ideas. En un país podrido por la corrupción, en la que cada uno de los partidos (y no se engañen con esto) tiene algo que esconder, hay que seguir luchando.

He crecido en un barrio obrero, he estudiado en universidad privada y he fregado platos en un restaurante. No llego a los veinticinco y tengo tanto que aprender que me estresa. Pero he convivido con gente de todo tipo, ricos, pobres, españoles, extranjeros...y he sido extranjera en otro país. Quizá por ello me moleste la ceguera de aquellos que no son capaces de ver más allá, que se aferran a una ideología sin darse cuenta de que la política está movida, como casi todo en la vida, por unos intereses. Los lobos con piel de cordero campan delante nuestro y a nosotros lo único que se nos ocurre es acariciarles el lomo.


¡Que suerte tenemos de ser libres! De no tener más que hacer un click para leer ideas, ver la noticia desde diferentes puntos de vista o investigarla personalmente si es preciso. Llámame lo que quieras, pero primero quítate las anteojeras y mira a tu alrededor, de izquierda a derecha. Juzga a quien te gobierna y al que no lo hace, al que no comparte tus ideas pero sobre todo al que sí, porque es precisamente allí donde más necesitas encontrar el engaño, para que no llegue el día en el que te des cuenta de que fuiste parte de él.


NO SOY PORTAVOZ DE NADIE, NO DEFIENDO PARTIDOS, DEFIENDO IDEAS, LAS MÍAS CONCRETAMENTE.


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